sábado, 6 de octubre de 2018

"Un lugar a donde ir", de María Oruña

Ediciones Destino
María Oruña
Serie Valentina Redondo #2



Sinopsis:

Han transcurrido varios meses desde que Suances, un pequeño pueblo de la costa cántabra, fuese testigo de varios asesinatos que sacudieron a sus habitantes. Sin embargo, cuando ya todo parecía haber vuelto a la normalidad, aparece el cadáver de una joven en La Mota de Trespalacios, un recóndito lugar donde se encuentran las ruinas de una inusual construcción medieval. Lo más sorprendente del asunto no es que la joven vaya ataviada como una exquisita princesa del medievo, sino el objeto que porta entre sus manos y el extraordinario resultado forense de la autopsia. 

Cuando hasta los más escépticos comienzan a plantearse un imposible viaje en el tiempo, comienzan a ocurrir más asesinatos en la zona que parecen estar indisolublemente unidos a la muerte de la misteriosa dama medieval. 

Mientras Valentina Redondo y su equipo investigan los hechos a contrarreloj, Oliver Gordon, ayudado por su viejo amigo de la infancia, el músico Michael Blake, buscará sin descanso el paradero de su hermano Guillermo, desaparecido desde hace ya dos años, y descubrirá que la verdad se dibuja con contornos punzantes e inesperados.



Valentina Redondo y su equipo siguen investigando crímenes en los increíbles paisajes de Cantabria. Si conocéis la zona seguro que os es fácil imaginaros allí mismo al ir leyendo la descripción de lugares por los que se desarrolla la trama; si no, puede ayudaros internet en general y la web de la autora en particular, ya que en la página dedicada a esta novela recoge fotos de los lugares que se mencionan, y un enlace a la banda sonora del libro en spotify.

Muy entretenida y bien escrita esta nueva historia de misterio, con unos personajes creo que más cercanos que en la entrega anterior, aunque ayuda que ya nos conocíamos, claro. La relación de Oliver y Valentina continúa y nuestra guardia civil muestra su lado más humano con unos ramalazos de celos que reconoce absurdos pero no puede evitar. Pero no os preocupéis, la autora no nos mete en ningún folletín pseudoromántico, simplemente se aporta la dosis justa de escenas de pareja para acercarnos a la faceta más personal de los protagonistas, que por otra parte siguen investigando, Valentina los crímenes que se van sucediendo y Oliver el paradero de su hermano. Y, bueno, algo de romanticismo sí que hay, lo que a mí me encanta porque, como ya he comentado alguna vez, los policías intensos y sufridores me hartan un poco y da gusto ver a gente más bien corriente que tiene o ha tenido problemas pero que también disfruta de la vida, de los amigos y del amor.

La autora va combinando el relato de los hechos actuales con algún capítulo en el que entramos en los pensamientos del asesino y con otros que nos van llevando al pasado de un grupo de amigos cuya relación con los asesinatos iremos descubriendo poco a poco. Es una estructura que aporta diversos puntos de vista y va recomponiendo poco a poco un puzle que incluye sorpresa final cuando ya creíamos tener todas las piezas.

Por poner alguna pega, diría que alguna explicación de los actos del asesino me ha parecido un poco forzada, pero me lo he pasado tan bien con el conjunto que lo perdono.

Puntuación: 4



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